lunes, 21 de agosto de 2017

El proceso de recuperación es azul





En cuestión de cinco minutos, mi móvil pasó de estar bien a volverse loco. Empezaron a salirme en pantalla mensajes emergentes de error...y "hasta luego, Mari Carmen". He perdido miles de fotos y mis notas. Medio libro ya escrito, a la 'poubelle'.

Aquí tengo que hacer una aclaración , anécdota familiar: en casa, la mamma, de educación francesa, desconoce el nombre de algunas palabras en español, o tardan más en venirle a la cabeza en nuestro idioma, o simplemente no las usa en castellano porque le parecen más elegantes en francés (que todo hay que decirlo). Así que en casa jamás hemos dicho el cubo de la basura (aprendemos de lo que oímos de la lengua materna) y a este utensilio siempre le hemos llamado por su nombre galo: poubelle. 

Aclarado esto, sigo.

Habitualmente paso fotos a la nube, a veces no me da tiempo a pasarlas todas, pero con las notas ni tan siquiera se me había ocurrido hacerlo. ¡Qué cosas!

A los dos días, se me ocurrió salvar otra tarjeta con cerca de 10.000 fotos (diez mil).
¡¡¡Error!!!

No sé por qué pasan estas cosas, pero las corté de la tarjeta y al pegarlas en otro dispositivo hubo un fallo en este...y ya sabéis dónde están las diez mil imágenes ¿verdad?. Pues sí, habéis acertado, en la poubelle.

En el primer caso, el del teléfono, ingenua de mí, pensé que habría posibilidad de rescatar algo, en el segundo caso, seguía con cierta ilusión de que mis queridos datos volvieran a mí. Pero la vida no es mi mundo de ilusiones y pajaritos de colores. Todo perdido. Para siempre. Miles de fotos, el libro a medio escribir, la información que había ido recabando con la finalidad de  documentarme para escribir (soy la reina del pantallazo para estos casos), todo vive ahora en ese universo paralelo en el que descansa todo lo que eliminamos de ordenadores, móviles, redes... 

Mentiría si dijera que lo afronté todo con estoicismo, mentiría si dijera que no lloré. Lloré y mucho. Me costaba verbalizarlo y ni tan siquiera pude decir en redes lo de la segunda tarjeta.

En parte para no dar la oportunidad de que dijérais "Esta tía no es más tonta porque no entrena". Aunque sé que no es así. Que la solidaridad, la comprensión y las muestras de ánimo que he recibido de vuestra parte han sido maravillosas. (Y que no soy tonta, vale, también lo sé).

Al día siguiente tuvieron lugar los tristes actos de Barcelona y en esos momentos se ven las cosas con perspectiva, a todos nos ayudan a relativizar y a priorizar. Me doy cuenta de que, afortunadamente, sigo conservando lo que realmente importa. La Vida. La de quienes quiero y la mía.

Si he sido capaz de escribir ese medio libro, soy capaz de volverlo a escribir. Por suerte, aun me queda mucho de lo que escribo en mis tradicionales libretas de cuadritos. Al final lo de siempre sigue funcionando.

El proceso de recuperación al que hace referencia el título de este artículo es al mío, tiro de resiliencia, porque la recuperación de fotos y datos ya la doy por perdida.

Como creo que todo pasa por algo y que de cada situación se puede sacar algo positivo, he empezado a escribir el libro de nuevo y en esta ocasión estoy dejando más de mí en él. Le estoy dando un toque más personal. Creo (y espero) que eso lo va a favorecer.

 En fin, hoy tocaba desahogarme un poco en este querido diario. Y me apetecía compartirlo con vosotros. 

Gracias por leerme, comentar y compartir,
Besos,
Sofía

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