martes, 5 de septiembre de 2017

Está pasando: en mi whatsapp


Abrir WhatsApp es como mirarnos al espejo. Un reflejo de la realidad. Un recordatorio permanente del movimiento, del fluir de los días, de lo que cambia, de lo que permanece, de lo cíclico.

En estos días está pasando:

Se van reduciendo el número de conversaciones en las que, a lo largo del verano hemos organizado planes, en las que hemos puesto en común las fotos al día siguiente.

Los '¿A qué hora entonces mañana?' , '¿Cenita la semana que viene?', '¿Vamos de bocatas o comemos en un chiringuito?''Manda las fotos de ayer, tía', '¡Qué divertida la fiesta de anoche, tenemos que repetir!'...van cediendo terreno a los grupos de madres del cole. 
Un cubo de agua fría en forma de 'Hola a todos. Espero que hayáis pasado un buen verano. Ya tenéis el calendario de actividades extraescolares en la web. Contestad pronto para que puedan ir formando los grupos y puedan concretarse los horarios'.

Así. Sin más.

En el grupo de amigas, cada día menos fotos de playas maravillosas y más comentarios de 'Se acabó lo bueno' , 'Mañana vuelvo al curro'...

En las conversaciones con el husband: 0 notificaciones, porque estamos todo el día juntos. En unos días volveremos a los 'En unas horas nos vemos', a los '¿Traes pan cuando vengas?' , a los 'Yo recojo a los niños, comemos en casa de tus padres'...

...y muchos corazoncitos, y besos en forma de emojis, contando los minutos para darlos de verdad.

En los chats de nuevos proyectos: actividad frenética. Se incorporan nuevas colaboraciones, se añaden contactos. La emoción del inicio, la ilusión de seguir adelante.

Hasta en el WhatsApp se van normalizando horarios. Se acabaron las charletas a altas horas de la noche, empiezan los '¡Buenos días!' bien temprano.

En fin, reflexiones peregrinas en una noche de insomnio en la que me ha dado por ponerme al día y leer los WhatsApp atrasados.

Porque soy más de llamar por teléfono, de oir la voz, de confirmar sentimientos en unos ojos en lugar de en unas líneas escritas. De conversaciones frente a un té o lo que surja. Cara a cara. De abrazar, de ver una sonrisa verdadera y no un emoticono. De quedar. 

Gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía.

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lunes, 21 de agosto de 2017

El proceso de recuperación es azul





En cuestión de cinco minutos, mi móvil pasó de estar bien a volverse loco. Empezaron a salirme en pantalla mensajes emergentes de error...y "hasta luego, Mari Carmen". He perdido miles de fotos y mis notas. Medio libro ya escrito, a la 'poubelle'.

Aquí tengo que hacer una aclaración , anécdota familiar: en casa, la mamma, de educación francesa, desconoce el nombre de algunas palabras en español, o tardan más en venirle a la cabeza en nuestro idioma, o simplemente no las usa en castellano porque le parecen más elegantes en francés (que todo hay que decirlo). Así que en casa jamás hemos dicho el cubo de la basura (aprendemos de lo que oímos de la lengua materna) y a este utensilio siempre le hemos llamado por su nombre galo: poubelle. 

Aclarado esto, sigo.

Habitualmente paso fotos a la nube, a veces no me da tiempo a pasarlas todas, pero con las notas ni tan siquiera se me había ocurrido hacerlo. ¡Qué cosas!

A los dos días, se me ocurrió salvar otra tarjeta con cerca de 10.000 fotos (diez mil).
¡¡¡Error!!!

No sé por qué pasan estas cosas, pero las corté de la tarjeta y al pegarlas en otro dispositivo hubo un fallo en este...y ya sabéis dónde están las diez mil imágenes ¿verdad?. Pues sí, habéis acertado, en la poubelle.

En el primer caso, el del teléfono, ingenua de mí, pensé que habría posibilidad de rescatar algo, en el segundo caso, seguía con cierta ilusión de que mis queridos datos volvieran a mí. Pero la vida no es mi mundo de ilusiones y pajaritos de colores. Todo perdido. Para siempre. Miles de fotos, el libro a medio escribir, la información que había ido recabando con la finalidad de  documentarme para escribir (soy la reina del pantallazo para estos casos), todo vive ahora en ese universo paralelo en el que descansa todo lo que eliminamos de ordenadores, móviles, redes... 

Mentiría si dijera que lo afronté todo con estoicismo, mentiría si dijera que no lloré. Lloré y mucho. Me costaba verbalizarlo y ni tan siquiera pude decir en redes lo de la segunda tarjeta.

En parte para no dar la oportunidad de que dijérais "Esta tía no es más tonta porque no entrena". Aunque sé que no es así. Que la solidaridad, la comprensión y las muestras de ánimo que he recibido de vuestra parte han sido maravillosas. (Y que no soy tonta, vale, también lo sé).

Al día siguiente tuvieron lugar los tristes actos de Barcelona y en esos momentos se ven las cosas con perspectiva, a todos nos ayudan a relativizar y a priorizar. Me doy cuenta de que, afortunadamente, sigo conservando lo que realmente importa. La Vida. La de quienes quiero y la mía.

Si he sido capaz de escribir ese medio libro, soy capaz de volverlo a escribir. Por suerte, aun me queda mucho de lo que escribo en mis tradicionales libretas de cuadritos. Al final lo de siempre sigue funcionando.

El proceso de recuperación al que hace referencia el título de este artículo es al mío, tiro de resiliencia, porque la recuperación de fotos y datos ya la doy por perdida.

Como creo que todo pasa por algo y que de cada situación se puede sacar algo positivo, he empezado a escribir el libro de nuevo y en esta ocasión estoy dejando más de mí en él. Le estoy dando un toque más personal. Creo (y espero) que eso lo va a favorecer.

 En fin, hoy tocaba desahogarme un poco en este querido diario. Y me apetecía compartirlo con vosotros. 

Gracias por leerme, comentar y compartir,
Besos,
Sofía

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lunes, 31 de julio de 2017

Julio: de playa en playa

Me enamoró la luz de Arlés. Deseé sentirla en mi piel, deseé ver cómo iluminaba mi verano.

Michael portillo y su guía Bradshaw me crean muchas necesidades. Viajar en tren, recorrer Europa. Arlés.

Allí pensábamos pasar el mes de julio. Buscamos casa en la zona, la experiencia airbnb nos encanta y para viajar en familia nos parece la mejor opción. Necesitábamos casas por el camino también. Nos gusta ir en coche, nos encanta la posibilidad de desviarnos para ver un pueblo que merezca la pena, bañarnos en una playa de aguas cristalinas, comer en un restaurante con encanto...

Disfrutar tanto del camino como del destino.

Al final, no casaban las fechas disponibles de las distintas casas y hemos dejado nuestra visita a Arlés para más adelante.

Cambio de planes, improvisar sobre la marcha. Remodelar la ilusión. Verano.

Cada noche decidimos dónde pasaremos el día siguiente. Playas. Paraísos cercanos. La costa gaditana, la granadina, nuestras playas malagueñas. Del Atlántico al Mediterráneo. De las tortillitas de camarones a las migas de maíz. Del pescaíto frito a los bocatas de tortilla. De la arena fina a los cantos rodados.

Y filmarlo todo. Una nueva afición para la que llevo preparándome un tiempo. Jamás pensé que me iba a enganchar tanto. Siempre he sido de fotografía, de congelar instantes.

Ahora el día fluye en formato de vídeo, las olas bailan para el recuerdo, la cámara recorre las calles, nos acompaña en el camino.

En agosto toca editar, para poder compartirlo con vosotros. Resumir días en minutos. Buscar lo esencial.

Mientras tanto, mi Instagram sigue en azul. Ya casi un reto, que no comenzó siéndolo, pero que va tomando identidad y refleja mi alma sureña, mi espíritu mediterráneo.



No todo el Sur es azul, no todo en las tierras bañadas por el Mare Nostrum lo es. Hay fotos que merecen esquivar ese fluir azul que se ha instalado en mi perfil de Instagram últimamente. Como la casa que acompaña este artículo. Al borde del mar, con su imagen tan autóctona, su cortina de macarrones para evitar las moscas, su cactus. 100% el estilo de las casas del Sur.
La encontré en la costa de la Axarquía, la comarca que me enamora cada día, la que recorro de pueblo en pueblo con gran emoción.
La comarca en la que vivo y en la que sueño con nuevos viajes. ¿Será a Arlés el próximo?

Gracias por leerme, comentar y compartir.

Besos,
Sofía.

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lunes, 17 de julio de 2017

¿Qué es un bot?

Hay aplicaciones para móvil (app) para todo. Bueno, prácticamente para todo. La que me recoja la cocina aún no está inventada, pero espero que estén en ello.
Raro es que no tengamos alguna instalada en nuestros dispositivos. Una de ellas es Instagram. En una publicación que hice ayer en esta red social acerca de los desafortunados comentarios que hacen algunos bots en redes, me comentásteis muchas preguntando "¿qué es un bot?".
Vamos a ver si lo explico para la abuela, que pienso que es como mejor puede entenderse.



Un bot es un programa informático que puede simular el comportamiento humano. Para la abuela: un robot.
No es un robot físico, no podemos verlo, por eso no me recoge la cocina. Es un robot virtual.

Aquí enlazo con el principio del artículo.
Existen bots que se pueden instalar como aplicaciones. 
¿Qué usos pueden tener? Uno de los más conocidos es el juego, por ejemplo. Te gusta jugar al ajedrez, pero no tienes con quien jugar habitualmente, pues te instalas una aplicación de ajedrez y juegas contra un robot. Este robot tiene registrados miles de movimientos y sabe responder a cada uno de los que tú haces intentando ganarte, como si jugaras con tu cuñado.

Los bots han sido creados para ayudar, para facilitar trabajo online.

Vamos a los famosos bots de los que hablaba ayer. De los que comentan en redes sociales. Me centro en estos, porque hablar de bots en general da para un libro.

¿Qué es un bot de este tipo?: Es una aplicación móvil que comenta fotos de forma masiva en nombre de una persona.

Ejemplo para la abuela: subo una foto y alguien que está en la playa, sin móvil a mano, me comenta "maravillosa". Es una persona real, con un perfil real, pero ha contratado este programa informático que responde en mi foto sin despeinarse.

¿Por qué lo hace?: Al abrir Instagram, te habrás fijado en que salen las fotos de las personas a quienes sigues (y mucha publicidad, que todo hay que decirlo). Antes, estas fotos que ves nada más entrar se ordenaban por orden cronológico, es decir veías lo que subían tus amigos en tiempo más o menos real. Desde hace un tiempo, esas fotos que ves se organizan siguiendo los criterios de un algoritmo (otro palabro). Este algoritmo nos presenta las fotos según el número de seguidores que tenga la persona que sube la foto, según su actividad comentando y subiendo fotos... A más fotos subidas o persona que comenta más, mayor posibilidad de que veas sus fotos. Con este sistema, o te inflas a comentar a diestro y siniestro, o tus fotos, por lo mismo, no aparecerán en las páginas iniciales de tus amigos,  ni verás las suyas.

Quien usa los bots solo quiere comentar en el mayor número de fotos posibles, pero ahorrándose el tener que estar miles de horas haciéndolo.

¿Para qué lo hacen?: Son personas que no están en redes por el simple hecho de conectar con otras personas y establecer un cierto grado de amistad. No les interesa lo que publicas. Hacen comentarios para que sus fotos las vea más gente, para obtener más likes, para tener más seguidores, para que las marcas los elijan como influencers (perdón, más palabros)...

Normalmente, los bots, que no pueden pensar (recordemos que son máquinas), hacen comentarios agradables, casi siempre en inglés. Intentan ser simpáticos en beneficio de la persona que los contrata.

Como son robots, no leen lo que se cuenta en el pie de foto o no saben el motivo de la foto. A veces comentan de forma adecuada, otras la fastidian.

Para que lo entienda la abuela: Una chica pone una foto en la que se ve el jardín (bonito) de un hospital y un cartel con el nombre de este hospital. En el pie de foto cuenta que están pasando una mala racha porque un familiar está ingresado, la cosa va para tiempo y está resultando ser una situación dura. Cuando voy a comentar dándole todo mi ánimo, veo el comentario anterior: "eso es fantástico". 

¿Fantástico? La respuesta que yo le daría a eso no la pongo aquí porque una tiene estilo. A quien puso la foto os podéis imaginar la gracia que le tuvo que hacer.

¿Cómo es posible que alguien que comenta de forma tan simpática en otras ocasiones sea ahora tan desagradable? La respuesta es sencilla: ha contestado un bot.

Ha sido un  comentario desafortunado, la mejor forma de detectarlos. ¡Lo pillamos!

Son máquinas y ninguna máquina puede sustituir a la empatía humana.

Gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía.

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jueves, 6 de julio de 2017

Comer, amar. Mindfulness gastronómico


En casa tenemos una costumbre que me parece fantástica: Cada día, al poner la comida en la mesa, aplaudimos a quien ha cocinado. Desde el plato más elaborado a los macarrones más sencillos.

Aplaudimos el trabajo, el amor de quien elabora lo que vamos a comer.

A veces el aplauso se alarga, dependiendo de si alguno de los platos es uno de los favoritos.
Los vecinos deben pensar que estamos locos. Prefiero nuestro aplauso a su manía de hacer bricolaje a deshoras.

El aplauso, hasta hace poco, ha sido siempre para husband o para mí, pero últimamente me alegra ver que se van sumando los niños a la cocina. En ocasiones como pinches, en otras atreviéndose a sorprendernos con una tortilla francesa, con una ensalada, con algo que hacen ellos de principio a fin.

En mi aplauso incluyo, como parte de mi mindfulness , el agradecimiento. Porque siempre hay un plato que llevar a la mesa. Porque somos afortunados por comer a diario. Porque comemos todos juntos. Muchas veces a horas bien tardías por esperar a quien llega de trabajar o del colegio más tarde.

Antes de comer doy las gracias también por todas las personas implicadas en el largo proceso necesario para que esos alimentos estén delante de nosotros. Proceso que incluye a quien plantó las semillas, a quien riega los vegetales, a quien cuida los animales, al clima que favorece su desarrollo, a quienes los transportaron hasta el punto en el que los compramos, a quien ha trabajado para ganar el dinero para comprarlos...

Agradezco también que todos esos alimentos solo nos hacen bien. Doy gracias al cuerpo, "maquinaria" perfecta para digerir, asimilar lo necesario y eliminar lo que no.

Mindfulness gastronómico en toda regla.
Disfrutar y ser conscientes en cada momento.

Hace muchos años leí una entrevista que le hicieron a Gisele Bündchen. En ella le preguntaban su secreto para tener ese tipazo. Ella respondió diciendo que comía de todo, en grandes cantidades. Añadió que solo tenía un "truquillo": Antes de comer le dice "te quiero" al plato de comida. Piensa que establece una relación de amor con la comida y que, algo a lo que ama no le traiciona, sino que le devuelve amor.
No tendré nunca su cuerpazo, pero acogí su tradición y la hice mía también.

Y luego está mi forma de comer.
Como d...e...s...p...a...c...i...o, muuuy despacio. Masticando "cienes y cienes" de  veces. Al punto de desesperar al resto de comensales. Despacio, pero contundente, que soy de buen comer.

También soy de servirme una cantidad razonable en el plato y, si procede, repetir. Me agobia ver una montaña enorme de comida de golpe.

Esta es mi forma de disfrutar ese momento en el que, además de cubrir una necesidad vital, encuentro placer. 
Si a todo esto añadimos una mesa puesta bonita, miel sobre hojuelas.

Y tú, ¿Cómo comes?

Gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía

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lunes, 3 de julio de 2017

La magia de la ilusión


Ayer pensé que había nacido un nuevo bloguero. Y de los buenos.

Su elocuencia, sus anécdotas acumuladas a lo largo de años, su elegancia...dotes no le faltan.
Tiene varios libros escritos y es brillante, divertido, tiene una forma amena de narrar.

No fue por todo eso por lo pensé en él como bloguero, no.
Vamos por partes.
Hablo de mi padre. Hablo de ilusión y de la carita de felicidad de un millennial de 87 años estrenando ropa. Ropa de verano, camisa rosa, bermudas color caqui.

Aunque nos reunimos toda la familia cada semana, siempre nos hacemos fotos. Como si de una celebración especial (que lo es) se tratase. Nos gusta, somos así. Cinco o seis fotos, como recuerdo del momento.

Y aquí es donde llegamos a la "joven promesa" de la blogosfera. Durante cerca de una hora solo se le oía decir:  "una con mamá aquí", "una con las niñas" (Esas somos nosotras, sus hijas. En Málaga eres niña mientras tengas padres o viva alguien que los recuerde, no importa la edad. Ya puedes tener nietos, que sigues siendo la niña).
Y así seguía. "una con los nietos", un ¿contigo me he hecho foto?, un ¿tú has salido en alguna?...

Sesenta y tantas fotos se hizo. Cambiando de escenario, no os creáis que valía cualquiera.
- ¿Qué os parece si hacemos unas allí, junto a la fuente?, que hay buena luz. Todo le parecía poco.

A nosotros todo nos parecía genial. El entusiasmo es contagioso. Qué alegría verlo así de feliz. Nos hizo felices a todos. Hasta yo, poco amiga de salir en fotos me puse en casi todas.

Si es por mí, allí mismo le abro un blog o una cuenta de Instagram. Fijo que lo peta.

Solo dos detalles me hacen pensar que no hay bloguero en ciernes:
Uno: Que luego fuimos a tomar helados... y no hizo fotos del suyo. Detalle sin importancia, rara vez le hago fotos al mío.
Dos: (este es más definitivo) Que pasa de móvil, de ordenador y de internet. Es un unplugged de convicción.
Así que, de momento, no hay egoblogger octogenario.
Otro libro no os digo que no, estoy en ello. Me ofrezco de amanuense.

Gracias por leerme, comentar y compartir.
Beso,
Sofía


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sábado, 17 de junio de 2017

La hora del silencio




Debe ser que las normas están para que las cumplamos unos pocos "pringaos".
En la zona en la que vivimos está decretada La hora del Silencio. Es de tres a cinco de la tarde. Se entiende que todos nos merecemos un descanso y se fija ese horario.
Hace calor. Mis niños no pueden ir a la piscina a esa hora o, si van, deben bañarse de forma silenciosa. Así lo hemos acordado entre todos los vecinos.

Mis hijos son muy prudentes y responsables, aun así bajo con ellos para asegurarme de que respetan las normas. Se meten en el agua por la escalerilla. Nada de tirarse desde el bordillo. Nadan como viejas, sin hacer ruido. Al menos están en remojo, que en Andalucía en verano es donde mejor se puede estar.

No siempre bajamos a esas horas. La mayoría de la veces por prudencia por el sol, que es también en esos momentos cuando más fuerte da.

Hoy es uno de esos tantos días. Nos quedamos en casa e intentamos dormir la siesta, que la semana ha sido de aúpa. Y aquí es donde vuelvo al principio del artículo: Un vecino está haciendo bricolaje, taladro a base de bien y martillazos incluidos. El otro, está con la música a toda mecha. Para más inri, suena en estos momentos el omnipresente Dessspasssito. Aquí estamos, acordándonos de los días en que en la piscina nos hablamos por señas para no molestar. Acordándonos también de alguna que otra madre que los parió. Con el debido respeto. Ese mismo respeto que les falta a mis vecinos.

Algún día hablaré de casetas de feria en terrazas (funcionamiento 24 horas al día/ todos los días de feria) , de fiestas hasta las tantas, de vecinos corriendo en bolas por las zonas comunes, de paquetes extraños que supuestamente debo recoger en nombre de mis vecinos (ni medio, ni de coña), de aprendices de trombón que se traban una, y otra, y otra vez más en la misma nota. Y repiten, y lo vuelven a intentar. Mentalmente se la corrijo, a ver si con un poco de suerte tuviera un poco de telepatía. 

Tanto se habla del "cuñado" como lacra...
poco se habla del "vecino" como tal.

(Aclaro que, ni todos los cuñados cumplen el tópico, ni todos los vecinos son un peñazo)

Hay un proverbio, creo que japonés, que dice:
"Llévate bien con tus vecinos,
pero elígelos bien."

En algunos países es costumbre visitar a los posibles futuros vecinos antes de comprar vivienda. Que no os engañen, son lobos con piel de cordero. A la larga, se retratan antes o después. Forma parte de la condición humana.

Edito para añadir: Son las cinco de la tarde y acaba de hacerse un silencio total. No quisiera pensar que lo hacen aposta, prefiero creer que tanto trabajo les ha agotado y se van a dormir su merecida siesta. Ellos sí.

Muchas gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía

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lunes, 15 de mayo de 2017

Un aroma. un recuerdo.

El mecanismo de almacenamiento en
nuestra memoria se potencia con la emoción,
con los sentidos.




Es curioso ver cómo puede volver a nosotros un recuerdo por el simple hecho de percibir un aroma.
Son las cuatro de la tarde, vuelvo en coche de recoger a los niños del colegio. El calor y la suave brisa hacen que me llegue el aroma del tomillo silvestre que crece a ambos lados de la carretera.

Los recuerdos iluminan mi mente: el verano, hace años. El campo dorado. Adornar con flores naturales los sombreros de paja como única concesión al estilo. Largas mañanas de lectura. El zumbido de las abejas. El calor. La paella blanca, porque así se resuelven las cosas cuando en la última bajada al pueblo, lejano, se nos olvidó comprar azafrán.

La siesta. Contar cuántas veces suena el cri-cri del grillo en un determinado tiempo. Esperar a que caiga el sol para poder dar un largo paseo. La luz que se esconde tras los montes. La paz. Cenar tomates que sabían a tomates. Suena ópera en el viejo tocadiscos. Tumbarnos en la hierba a ver un millón de estrellas que nos guiñan desde el cielo.
Contamos historias.

Se nos ocurre fumar un cigarro. No queda tabaco. Mi madre y mi hermana deciden coger hojas de tomillo y romero. Las liamos en papel de arroz del que la Mamma, que es fotógrafa, usa para limpiar las lentes de la cámara. Les digo que a ver si nos mareamos. Me dicen que son plantas medicinales y nos reímos, imaginándonos historias ficticias de momentos psicodélicos.

Ese olor a hierbas recién cogidas para ese cigarrito compartido entre risas.
Ese olor.
El mismo que entra ahora por la ventanilla del coche. El que me ha traído dulces recuerdos de aquellos veranos.

Pequeños grandes momentos que van dando puntadas en el tejido
del que está hecha la Vida.

Muchas gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía.

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jueves, 27 de abril de 2017

Ed Sheeran : el niño eterno que todo genio lleva dentro

Lo supe desde la primera vez que lo oí: Ed Sheeran pasará a la Historia de la música.
Con su apariencia de niño eterno, es el chico que, si nos lo cruzáramos por la calle (sin saber quién es) pasaría totalmente inadvertido. Un chico como otro cualquiera de su edad, 26 años, con una característica especial: Es un genio, tanto componiendo como cantando, como en su actitud.

Divertido, entrañable, con una capacidad ilimitada para emocionar, para llegar al alma de quien le oye. Parece que canta para cada uno de nosotros. Nos identificamos en cada tema.

Llena estadios (con ganas me quedé de verle en su reciente visita a España), sus seguidores se cuentan por millones, es número uno en todas las listas de música del planeta... y sigue sorprendiendo por su generosidad y humildad. La humildad, ese detalle que hace enormes a los grandes.

El vídeo que he elegido para hoy es una prueba de ello.
Es de hace casi un año, pero yo lo he descubierto recientemente y me ha encantado. En él. una niña de 13 años canta en un centro comercial una de sus canciones. En ese momento, Ed Sheeran pasa por allí. El resto lo podéis ver: se acerca a ella y cantan a dúo.
Ni tan siquiera se espera a recibir los aplausos, le cede todo el protagonismo a la chica. Todo un ejemplo de genialidad existencial.



El vídeo no tiene mucha calidad, está tomado por alguno de los asistentes. Hay más, desde distintos ángulos, pero este es el que he elegido, por breve y significativo.




Y para terminar, os dejo el vídeo de Shape of you, ¡que sé que os gusta!





Muchas gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía
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jueves, 23 de febrero de 2017

Tormenta solar: sobre bulos y más bulos

Cualquiera con acceso a Facebook, twitter o WhatsApp se cree a un click de salvar el mundo.
Me llega hoy un WhatsApp alarmante diciendo que esta noche se producirá una tormenta solar, que apaguemos y apartemos de nosotros cualquier móvil o aparato eléctrico. Que de no hacerlo, las consecuencias pueden ser gravísimas para la salud.
Como dato de certificación, una web de National Geographic , pero nadie va al enlace, solo comparten.

Son los "Bruce Willis" de lo social.

Se comparte en redes, en grupos de WhatsApp...se le cuenta a la vecina en "radio patio"...

Servidora, (que ya ha comentado que no es cotilla, pero sí curiosa), siente la necesidad de informarse algo más antes de compartir. ¿De qué tipo de peligro estamos hablando? ¿Será cierto? 
Así que, con el mismo móvil patatoide con el que he recibido el mensaje, hago una sencilla búsqueda en Google: tormenta solar.
Primer resultado: el periódico local, el Diario Sur. Queda bien clarito, que es un bulo. ¡La noticia lleva siendo viral nada más y nada menos que 5 años! (Ya quisiera yo viralidad así el día que publique el proyecto en el que avanzo en los últimos años)
 En 2012, sí tuvo lugar esta tormenta solar, pero en el artículo de la National Geographic  avisan de que solo podría llegar a tener efectos negativos en satélites que orbitasen alrededor de la Tierra, y en ordenadores de a bordo de aviones que se encontrasen cerca del Polo Norte.



Y esto no es más que un ejemplo de las cien mil chorradas y milongas que rulan por ahí, sin que haya alma humana que se dedique a contrastar la veracidad.
Hace uños meses, nos llegaba otro mensaje espantoso: la hija de un conocido (siempre suele ser un conocido de un conocido de un conocido de una prima de mi tía que tiene un primo que vive en Graná ) había desaparecido. Mensaje con nombre de la chica y foto. A Google que me fui. Mientras mis amigas habían orquestado mil maneras de encontrarla, ya la había encontrado yo. La chica desapareció años atrás durante unos días, había estado en casa de una amiga escondida y ya llevaba años en su casa después de volver por su propio pie. El mensajito seguía pululando por redes y WhatsApp.

Otro caso, el del hospital de Valencia que pide sangre, con un teléfono particular para llamar ofreciéndose como donante. Bulo que ya nos ha llegado mil veces. Los hospitales no hacen peticiones de sangre vía WhatsApp y el teléfono es uno de esos que hacen rebotar tu llamada en cien mil repetidores hasta vaciar la cuenta corriente.

Los ejemplos dan para un libro, hay quien juega con el espíritu de madre_teresa_de_calcuta que todos llevamos dentro.

Ya que se juega a salvar el mundo,
¿qué tal si se contrasta primero si existe el peligro?

Que digo yo como en el chiste de Ikea: que ir pá ná es_tantería
No soy más lista que nadie, pero antes de compartir me gusta contrastar. En la mayoría de los casos solo hace falta un googleo rápido. A veces son problemas resueltos hace años que se siguen compartiendo.

Si es una noticia real, estará en los diarios, en la web o redes de la Policía Nacional o  la Guardia Civil.
Solo de ellos retuiteo tranquilamente.

Gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía

miércoles, 22 de febrero de 2017

Hay algo perfecto en lo imperfecto


"Para el perfeccionista siempre hay algo que mejorar.
El perfeccionismo no es una búsqueda de lo mejor,
sino la persecución de lo peor de nosotros mismos,
de esa parte que nos dice que nada de lo que hagamos será suficientemente bueno"
Julia Cameron


Gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía



martes, 21 de febrero de 2017

Señoras que son millenials

Por mi edad se me englobaría más bien en aquellos grupos de "señoras que..." que tanto nos hicieron reir hace unos años en facebook. Eso si le hacemos caso al DNI porque, por la edad que me creo que tengo, me siento más identificada con los millenials.
Soy curiosa, que no cotilla, no paro de sorprenderme por todo, todo lo que pueda aprender es poco, no me gusta asumir las cosas tal como son (siempre que piense que se pueden cambiar) , en la radio oigo los 40, me gusta estar al día en música, en cine, en libros, en series de tv, en tecnología... Me reinvento cada dos por tres, quiero conocer todo de primera mano (momento #egotrip , lo sé).
La cosa me viene de familia. He crecido en un ambiente de personas con eterno espíritu joven, de aspecto incluso más joven de la edad que realmente tienen.
Por poner un ejemplo peregrino, la mamma le regaló a mi abuela (hace ya muchos años) unos zapatos cómodos. Mi abuela, que tenía entonces 90 años, le dijo que nanay, que ya podía ir a cambiarlos por otros. Ante la pregunta de ¿por qué no te gustan?, la respuesta tajante: porque son de vieja. Todavía nos reimos de aquella anécdota. Que 90 años no son nada.
Con 91 años se ha cruzado España entera mi tía para venir a vernos. Conversar con ella es sorprendente. Mentalidad joven 100%.  Con 94 se hizo una mudanza otra tía porque quería una casa con jardín para cuidarlo. Entre la mamma y ella sacaron y colocaron todos los enseres que llegaron en las cajas, movieron muebles, redecoraron una y otra vez.
Siguen practicando deporte a diario, no hablo de andar, sino de tenis, golf, natación, taichí... Estan en redes sociales! Y los tengo como amigos.
Mi padre desayuna chocolate con churros, escribe libros, hace bici estática, sale a conferencias. Activo y ágil de mente. A él precisamente las tecnologías, nada de nada.
Con estos antecedentes, ya os podéis imaginar. Si ellos rondan o sobrepasan los 90 y viven como si tuvieran 60, es normal que yo me crea que tengo 20 ó 30. Solo cuando me veo en un espejo me llevo el chasco: ¿Quién es esa vieja que está ahí? omg!

Ya me habría gustado a mí que cuando tenía esa edad realmente hubiesen existido ordenadores personales, smartphones, internet, YouTube, redes sociales...lo habría petado!
Los millenials han crecido con todo eso al alcance de la mano, han nacido con el software incluido de serie en su genes. Lo que para mí ha sido un mundo a descubrir para ellos es su hábitat natural.
El mundo es un pañuelo para ellos, el Erasmus es el invento del siglo!
Me gustan muchas cosas de mi generación y en parte me siento parte de ella. Hay otra parte de mí que siente la necesidad de ponerse al día, de agradecer los avances y hacer uso de ellos.

Soy una de esas "mujeres que...",
una en concreto que yo he bautizado como
"señoras que son millenials".
( desde hace tiempo vengo usando el hashtag #señorasquesonmillenials).

Ahí estoy, preparándome para grabar mis vídeos y podcasts, deseando ponerle humor al DNI y vivir experiencias nuevas que me emocionen  y me hagan feliz, sin renunciar a hacer punto, a recorrer pequeños pueblos, a viajar por mis carreteras del "cuéntame" y a comer comida casera, que sigue molando.

Gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía.



lunes, 20 de febrero de 2017

Atrapado en el tiempo. Inundaciones Málaga

Hace poco se celebraba el famoso Día de la Marmota, en el que una marmota al salir de su periodo de hibernación predice si el invierno continuará por más tiempo o si, por el contrario, se aproxima el tiempo primaveral. El animal predice con bastante fiabilidad esto, según dicen,  si al salir ve su sombra o no la ve respectivamente.
El Día de la Marmota está asociado para muchos de nosotros con la película Atrapado en el Tiempo, que tiene como escenario de fondo este hecho singular, pero en realidad trata de un tema más profundo. El protagonista (Bill Murray) se ve condenado a repetir el mismo día una y otra vez por no saber aprender el sentido de su vida, porque continuamente cae en el mismo error.
De los errores se aprende. Se analiza y se solucionan.

Esta introducción viene hoy al pelo para hablar de lo que está pasando en Málaga. Vuelve a haber inundaciones. Estamos atrapados en el tiempo, tanto el espacial a lo largo de los años, como el climático.
No es la primera vez que pasa, ya ha pasado en demasiadas ocasiones desde que era pequeña (y ha llovido mucho desde entonces, nunca mejor dicho) y, de no poner remedio, volverá a pasar hasta que algún día esta ciudad aprenda de su errores.
Parte del problema es meteorológico a secas. Llueve torrencialmente y es caso considerado como desastre natural. Cuando pasa una y otra vez, ya es cuestión de ponerse a pensar.

¿Hay algo en nuestras manos para cambiar esto?
Seguro que sí.

De entrada, más alcantarillas y más libres las bocas de desagüe.
Segundo, liberar de obstáculos el camino natural del agua buscando el mar. Tenemos arroyos llenos de escombros, arroyos en los que se ha construido, arroyos en los que hay árboles de considerable tamaño. Todo eso hace de presa para el agua y los objetos que arrastra y provocan el desbordamiento en distintas zonas.
Reforestar es fundamental. Las raíces de los árboles hacen que el agua se retenga en el suelo.
Haciendo otra referencia cinematográfica, en muchas películas de acción se hace referencia a que lo importante es "planear la salida". Llover va a seguir lloviendo, lo seguirá haciendo de esta forma torrencial característica de esta zona. La solución total será más compleja, se habla de una reforma de entre 25 y 40 millones de euros. Mientras tanto, busquemos una salida al agua.
Es triste pasear hoy por Málaga y ver los camiones y camiones llenos de lodo, barro y arrastres que están saliendo de nuestras calles. Es espeluznante ver a familiar achicar el agua que ha entrado en sus viviendas. Afortunadamente en esta ocasión no ha habido daños personales, aunque sí muchos materiales.
Es duro que nos resignemos a que esto vuelva a suceder.
Es inevitable, volviendo a la introducción de este artículo, que en mi cabeza resuene el I Got You Babe como banda sonora de lo cíclico, del volver a lo mismo.
Mientras tanto, podemos llegar a ser perfectos en lo "superfluo" en lo "frívolo", parte que en la película se representa por el aprender a hacer muñecos de nieve nivel pro, aprender a tocar con maestría una pieza musical al piano...

¿Qué tal si nos aseguramos lo imprescindible?

Gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía