lunes, 8 de enero de 2018

Cumplir sueños. A propósito de los propósitos.

Una noche sin dormir da para mucho. A pesar de los múltiples intentos de acallar mi mente.

Ayer fue día de compartir propósitos. Leí y oí tantos que casi me sentí rara por no tener ninguno nuevo. En otra ocasión hablé de que no soy tanto de hacer propósitos a principios de año, sino más bien de hacerlos a la vuelta del verano y sobre todo de dejarlos fluir, estar atenta a los que surjan a lo largo de los días, pero comprendo la lógica de los que siguen el dicho de 'Año Nuevo, vida nueva'.

Ver tanta buena intención, tanto cambio radical, tanta vida por crear es gratificante. El deseo, ese gran motor, se pone en marcha y nos hace soñar con lo que podemos llegar a ser.

Y aquí es donde llega mi pensamiento 'pinchaglobos', algo que desde hace tiempo me ronda la cabeza: 
Puede que la mayor causa de fracaso o frustración sea el exceso de motivación al que nos vemos expuestos a diario.

Tanta frase de Coelho, el creciente número de coachers , de gurús de la felicidad, de charlatanes del 'tú puedes conseguir todo lo que quieras'...


Es cierto que podemos conseguir prácticamente todo lo que nos propongamos, no seré yo quien lo niegue después de haber cumplido sueños que, a priori, parecían imposibles.

Vuelvo a mi reflexión: El exceso de motivación no siempre nos hace un favor. Nos sentimos tan confiados con tanta frase positiva y motivadora que, a veces, olvidamos la capacidad de análisis, olvidamos medir nuestras capacidades, nos lanzamos al vacío sin red.

Nos olvidamos también del 'precio' a pagar por nuestros sueños. ¿Qué hay de quién malgasta su vida en pos de un imposible?.

Hay personas que han conseguido proezas que nos sirven de ejemplo. Tomarlas como referente es fantástico, pero debemos darnos cuenta de que son 'caballos ganadores'. La ley de los números va por otro camino. No todos jugamos en la misma división.

Puedo desear desfilar en la próxima presentación de colección de Victoria's Secret. Puedo hacer caso de toda esa palabrería del 'tú puedes', puedo trabajar mi cuerpo, puedo visualizarme en la pasarela con esa preciosa lencería, con esas enormes alas, puedo pensar en volar con ellas... Puedo dedicarle a todo esto años y años. Puedo, y debo, darme cuenta de que ese sueño me venía grande. Puede suceder el milagro en forma de infinita suerte y pueden seleccionarme. Lo dudo, seamos realistas.

A esa duda es a la que pienso que hay que llegar antes. Nos hemos acostumbrado a no pensar, a no analizar cuándo sí y cuándo no. Nos estamos sobrevalorando.
Hablo de la especie humana en general, de quienes ven la película y se sienten protagonistas sin haber ni ensayado.

Mi aplauso para los 'caballos ganadores', para esos mirlos blancos que de vez en cuando aparecen en escena. También se nos olvida a veces todo el esfuerzo, el trabajo, las ganas y la fuerza de voluntad que hay detrás de su éxito. 

Después de todo esto espero que, conociéndome, sepáis perdonarme si os he hecho dudar de vosotros mismos y os animo a que persigáis (y logréis) vuestros deseos, vuestros propósitos para este recién iniciado 2018. Seguro que la gran mayoría lo conseguiréis. El simple hecho de intentarlo es un gran paso. 

Estoy deseando que me contéis vuestros avances, eso sí motiva realmente.

Gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía

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