jueves, 6 de julio de 2017

Comer, amar. Mindfulness gastronómico


En casa tenemos una costumbre que me parece fantástica: Cada día, al poner la comida en la mesa, aplaudimos a quien ha cocinado. Desde el plato más elaborado a los macarrones más sencillos.

Aplaudimos el trabajo, el amor de quien elabora lo que vamos a comer.

A veces el aplauso se alarga, dependiendo de si alguno de los platos es uno de los favoritos.
Los vecinos deben pensar que estamos locos. Prefiero nuestro aplauso a su manía de hacer bricolaje a deshoras.

El aplauso, hasta hace poco, ha sido siempre para husband o para mí, pero últimamente me alegra ver que se van sumando los niños a la cocina. En ocasiones como pinches, en otras atreviéndose a sorprendernos con una tortilla francesa, con una ensalada, con algo que hacen ellos de principio a fin.

En mi aplauso incluyo, como parte de mi mindfulness , el agradecimiento. Porque siempre hay un plato que llevar a la mesa. Porque somos afortunados por comer a diario. Porque comemos todos juntos. Muchas veces a horas bien tardías por esperar a quien llega de trabajar o del colegio más tarde.

Antes de comer doy las gracias también por todas las personas implicadas en el largo proceso necesario para que esos alimentos estén delante de nosotros. Proceso que incluye a quien plantó las semillas, a quien riega los vegetales, a quien cuida los animales, al clima que favorece su desarrollo, a quienes los transportaron hasta el punto en el que los compramos, a quien ha trabajado para ganar el dinero para comprarlos...

Agradezco también que todos esos alimentos solo nos hacen bien. Doy gracias al cuerpo, "maquinaria" perfecta para digerir, asimilar lo necesario y eliminar lo que no.

Mindfulness gastronómico en toda regla.
Disfrutar y ser conscientes en cada momento.

Hace muchos años leí una entrevista que le hicieron a Gisele Bündchen. En ella le preguntaban su secreto para tener ese tipazo. Ella respondió diciendo que comía de todo, en grandes cantidades. Añadió que solo tenía un "truquillo": Antes de comer le dice "te quiero" al plato de comida. Piensa que establece una relación de amor con la comida y que, algo a lo que ama no le traiciona, sino que le devuelve amor.
No tendré nunca su cuerpazo, pero acogí su tradición y la hice mía también.

Y luego está mi forma de comer.
Como d...e...s...p...a...c...i...o, muuuy despacio. Masticando "cienes y cienes" de  veces. Al punto de desesperar al resto de comensales. Despacio, pero contundente, que soy de buen comer.

También soy de servirme una cantidad razonable en el plato y, si procede, repetir. Me agobia ver una montaña enorme de comida de golpe.

Esta es mi forma de disfrutar ese momento en el que, además de cubrir una necesidad vital, encuentro placer. 
Si a todo esto añadimos una mesa puesta bonita, miel sobre hojuelas.

Y tú, ¿Cómo comes?

Gracias por leerme, comentar y compartir.
Besos,
Sofía

Nos vemos en Instagram y Twitter. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario